Eric Ries ayudó a popularizar el término MVP (Producto Mínimo Viable) con su libro The Lean Startup en el 2011. Aunque el término se ha vuelto omnipresente, muchas personas no tienen en cuenta los matices claves en torno a la idea.
Quiero enfatizar uno de esos puntos que a menudo se pasan por alto: los aspirantes a emprendedores no necesariamente necesitan construir un producto que funcione para probar la demanda del mercado de su idea. Ries presenta cuatro opciones para probar una idea, donde solo dos de ellas involucran un producto verdaderamente funcional, por lo que se pueden considerar MVP. Sin embargo, las otras dos se describen mejor bajo el concepto de Experimento Mínimo Viable (MVE). Este puede ahorrar meses de trabajo y decenas o incluso cientos de miles de euros; sin embargo, muchos no exploran estas variantes.
Recuerda: Para validar tu idea de negocio no es suficiente saber si alguien dice que compraría tu producto, importa saber si realmente lo compra, o al menos si intenta comprarlo, cuando lo pones a la venta. Para el MVE, el cliente debe creer que el producto existe y debes medir cuántos intentan comprarlo. Por ejemplo, una opción puede ser crear una página web con el precio del producto y un botón de compra para agregar al carrito. De esta manera se podrá medir cuántos visitantes distintos hacen clic en él.
